DESCANSO
CÓMO ORDENAR TU HABITACIÓN PARA DESCANSAR MEJOR
Mantener el orden, elegir un colchón, edredón, almohada o luces para uno son las claves para una convivencia perfecta en el dormitorio
Pinza de lectura
Cada persona debe tener su lámpara individual en el caso de compartir espacio con la pareja, hermanos o compañeros de habitación. Lo ideal es que la elijamos según nuestros hábitos antes de dormir: no es lo mismo leer que meterse en la cama y caer rendido directamente. Por eso, es preferible que la lámpara de la mesilla o las pinzas de lectura sea una fuente de luz directa, que se dirija a un punto específico y mucho mejor si es de intensidad regulable, evitando difuminarse al resto de la habitación para no interrumpir el sueño del compañero de habitación.
Mesilla
Esta estrategia permitirá que cada quien mantenga sus espacios y sus hábitos. La mesilla de noche debe estar limpia y despejada y, sobre todo, solo debe haber lo imprescindible, es decir una lámpara, el despertador, tus libros y algún elemento de decoración pero, recuerda, aquí siempre menos es más. También es muy versátil contar con una repisa como cabecero de cama, donde podemos combinar elementos decorativos con la comodidad de tener a mano todos esos objetos que necesitamos tener cerca cada noche.
ARMARIO
Una habitación compartida tiene que ser una habitación ordenada. La separación de espacios es importante para evitar el estrés y favorecer un buen descanso. Dos claves: cada uno tiene su zona en el armario y sus propios cajones, sus cajones en la cómoda (o su propia cómoda si hay espacio) y las cestas y cajas son grandes aliadas para mantener todo recogido y sin mezclar.
COLCHÓN
Si compartes colchón, la elección debe hacerse entre los dos miembros de la pareja para que ambos puedan descansar bien. Pero compartir cama no está reñido con tener distintas necesidades. Uno puede ser más friolero que otro, dormir en posturas distintas o tener unos problemas de espalda particulares. La mejor solución es optar por dos colchones individuales unidos con cuñas o toppers, soluciones comodísimas que no se notan nada, y dos almohadas, que se adapten a la forma de dormir de cada uno.
EDREDÓN
Al igual que con el colchón, en el caso de compartir cama y que la pareja tenga diferencias en cuanto a temperatura, cada uno puede tener un edredón individual según sea más friolero o caluroso. ¡Se acabó lo de robar el edredón por la noche!
Cada persona debe tener su lámpara individual en el caso de compartir espacio con la pareja, hermanos o compañeros de habitación. Lo ideal es que la elijamos según nuestros hábitos antes de dormir: no es lo mismo leer que meterse en la cama y caer rendido directamente. Por eso, es preferible que la lámpara de la mesilla o las pinzas de lectura sea una fuente de luz directa, que se dirija a un punto específico y mucho mejor si es de intensidad regulable, evitando difuminarse al resto de la habitación para no interrumpir el sueño del compañero de habitación.
Esta estrategia permitirá que cada quien mantenga sus espacios y sus hábitos. La mesilla de noche debe estar limpia y despejada y, sobre todo, solo debe haber lo imprescindible, es decir una lámpara, el despertador, tus libros y algún elemento de decoración pero, recuerda, aquí siempre menos es más. También es muy versátil contar con una repisa como cabecero de cama, donde podemos combinar elementos decorativos con la comodidad de tener a mano todos esos objetos que necesitamos tener cerca cada noche.
Una habitación compartida tiene que ser una habitación ordenada. La separación de espacios es importante para evitar el estrés y favorecer un buen descanso. Dos claves: cada uno tiene su zona en el armario y sus propios cajones, sus cajones en la cómoda (o su propia cómoda si hay espacio) y las cestas y cajas son grandes aliadas para mantener todo recogido y sin mezclar.
Si compartes colchón, la elección debe hacerse entre los dos miembros de la pareja para que ambos puedan descansar bien. Pero compartir cama no está reñido con tener distintas necesidades. Uno puede ser más friolero que otro, dormir en posturas distintas o tener unos problemas de espalda particulares. La mejor solución es optar por dos colchones individuales unidos con cuñas o toppers, soluciones comodísimas que no se notan nada, y dos almohadas, que se adapten a la forma de dormir de cada uno.
Al igual que con el colchón, en el caso de compartir cama y que la pareja tenga diferencias en cuanto a temperatura, cada uno puede tener un edredón individual según sea más friolero o caluroso. ¡Se acabó lo de robar el edredón por la noche!
SOLO O ACOMPAÑADOS
El dormitorio es territorio íntimo pero también es un terreno donde se vive con otros seres queridos. En la habitación perfecta compartir es vivir y no hay ocasión para conflictos porque todo está tan bien pensado que cada persona tiene sus espacios delimitados y sus necesidades cubiertas y así cada uno descansa bien
En pareja, con hermanos, compañeros de pisos, hijos… Hay veces que estirarse en la cama a medianoche no es tan sencillo. Hay mucha diferencia entre dormir solo y hacerlo en compañía. No solo porque la otra persona ocupa espacio y hasta puede que ronque lo suyo, sino porque a la hora de diseñar el dormitorio hay que pensar en los gustos y, sobre todo, las necesidades de las dos personas para que todos puedan descansar.
Todas las variables importantes de la habitación del descanso hay que multiplicarlas por dos y buscar soluciones. Quizás a ambos no les guste la misma firmeza del colchón o uno necesite una almohada cervical y el otro una más alta porque suele dormir de lado. Puede que uno lea mucho antes de dormir y el otro no, o puede que sean dos hermanos de edades muy distintas. Todas las diferencias tienen arreglo si se conocen los gustos y necesidades de quienes comparten espacio.
Se necesita un entorno ambiental adecuado que favorezca la conciliación y el mantenimiento del sueño
“La habitación y el ambiente que nos rodea desempeñan un papel fundamental para conseguir dormir mejor, ya que determinan la duración y la estructura del sueño. Se necesita un entorno ambiental adecuado que favorezca la conciliación y el mantenimiento del sueño”, explica la doctora Ainhoa Álvarez Ruiz de Larrinaga, de la Unidad Funcional de Sueño del Hospital Universitario Araba de Vitoria-Gasteiz. La recomendación de la Sociedad Española del Sueño es que las decisiones sobre la habitación compartida sean tomadas por todos los implicados, por ejemplo, es importante que a la hora de probar colchones vayan los dos miembros de la pareja.
Apunta estos cuatro consejos para que, duermas solo o acompañado, descanses mejor.
Orden. Una habitación, compartida o no, tiene que ser una habitación ordenada para asegurar el descanso y evitar el estrés. Cuando compartimos habitación hay que tener un sitio para cada cosa y cada uno tiene que tener su espacio. Por eso, funciona muy bien dividir las áreas de la habitación para que cada persona tenga un lugar definido para sus cosas: una zona del armario para cada uno y que no se mezcle la ropa, las mesitas de noche deben ser territorio privado e inviolable (lo ideal es que cada uno tenga la suya. La única regla es que en cada mesilla haya lo mínimo imprescindible que se usa antes de dormir) y espacios de almacenaje diferenciados.
Buscando la mejor combinación para dormir solo o acompañado
Bruno y Julia aprenden semana a semana todo lo necesario para crear la habitación perfecta para descansar
Iluminación. También es importante que cada uno tenga una lámpara adaptada a sus necesidades y gustos, además de la luz general para iluminar todo el espacio. Una buena solución son los focos pinza, ya que proporcionan una iluminación funcional para desarrollar actividades por separado.
Raquel González, responsable de confort y descanso de IKEA Ibérica, recomienda que la lámpara sea una fuente de luz directa y de intensidad regulable: directa de tal forma que la luz se dirija a un punto específico y evite al máximo difuminarse al resto de la habitación para que no interrumpa el sueño del compañero de habitación. Si además es regulable será mejor para desarrollar actividades que requieren cierta intensidad de luz como leer un libro o tomar apuntes o que sirvan como soporte lumínico para levantarse en medio de la noche para ir al baño.
Colchón (o colchones) y almohada. Mientras que la decisión sobre qué almohada comprar es una cosa personal, la elección del colchón debe hacerse entre dos, como casi todo en una habitación compartida. Es muy poco probable que dos personas, por mucho que se quieran, tengan exactas preferencias y necesidades idénticas durante el descanso. Para los casos de diferencias irreconciliables en cuanto a la firmeza del colchón y la temperatura, lo mejor es contar con dos colchones de medida individual dentro de la misma cama. Así se podría combinar un colchón de muelles con alta transpirabilidad con uno de viscoelástica con buena firmeza. Además, elegir dos colchones no está reñido con la comodidad porque existen soluciones como cuñas de unión, que se colocan antes de poner la ropa de cama para que no se note esa pequeña separación. Otra opción muy interesante es poner encima de los dos colchones un colchoncillo de medida doble, también llamado topper, que ofrece una superficie adicional de confort, blanda o firme, según su grosor y material para mejorar la comodidad de la superficie de descanso más cercana al cuerpo.
“Seguimos siendo muy tradicionales en la forma de dormir y podríamos mirar a otros países europeos con el objetivo de mejorar el descanso individual dentro de la pareja”, opina Raquel González. “Dentro de la misma solución de descanso de una cama doble podemos incluir dos colchones, dos almohadas y dos edredones diferentes para cubrir las necesidades de confort de cada miembro de la pareja. ¿Por qué no usar dos colchones si descansamos mejor en firmezas diferentes? ¿Por qué no usar dos edredones para que ambos consigan la temperatura de confort que necesitan? Y lo que sí es fundamental usar, dos almohadas en función de cuál sea la postura de cada uno al dormir”, agrega. Porque, en el fondo, en una habitación compartida también triunfa esa máxima de divide y vencerás, o todavía mejor, duplica y vencerás.
Temperatura. ¿Qué pasa si uno es caluroso y el otro es friolero? ¿O si eres de los que a medianoche se despierta totalmente destapado? Lo primero a tener en cuenta es que un edredón compartido guarda más calor que si lo usa una sola persona. Para solucionar estos “problemas” se pueden elegir edredones individuales de diferentes tipos y grosores que se adapten a las necesidades de cada uno sin generar demasiado calor en la cama compartida. Así, uno de los dos podrá tener un edredón cálido si es más friolero y el otro uno más fresco.
En definitiva, elegir lo que mejor nos conviene a cada uno no está reñido con la placentera sensación de dormir acompañado y, sobre todo, que ambos despierten tras un sueño reparador. Porque, como dijo Italo Calvino, “cuando dos han dormido juntos es otra cosa, por la mañana los dos emergen del mismo sueños. Los dos son iguales”.
Una habitación compartida entre hermanos no tiene que ser territorio de guerra. Hay que aplicar soluciones de orden para que antes de dormir la habitación quede preparada para el descanso. Lo ideal es que los espacios de estudio y descanso/juego estén separados, pero no es lo habitual. Por ello, es importante que el espacio de estudio pueda dejar espacio a la zona de descanso al menos dos horas antes de acostarse. Para ello, se pueden usar sistemas de almacenaje que permitan despejar el dormitorio de forma rápida y sencilla.
Otro punto a tener muy en cuenta, sobre todo al hablar de niños y adolescentes, es el uso de dispositivos electrónicos cuando se están en la cama. Varios estudios advierten de la relación de una alta exposición a dispositivos electrónicos y la carencia de sueño. La doctora María Ángeles Martínez Martínez, especialista de Neurofisiología Clínica del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, recuerda que en niños y adolescentes la recomendación diaria de sueño es de entre 8 y 10 horas, y que un sueño más corto en esas edades puede llegar a provocar un descenso en el nivel de alerta, accidentes de tráfico, depresión o distimia, obesidad y bajo rendimiento escolar. Por lo que es fundamental crear en las habitaciones pequeños rincones de desconexión para hacer de la cama un sitio libre de distracciones.
DESCANSO
FAMILIAS
ADULTOS
ADOLESCENTES
Coordinación: Prado Campos y Cecilia Marín
Diseño UI y Dirección de Arte: Alessandro Marra
Maquetación: Saúl Fernández | Producción: Delia Blesa
Ilustraciones y animación: Iñaki San Juan y Antonia y Pepa